EL POTENCIAL DE LA VIDA
Cada día nos vamos dando más cuenta que la electricidad tiene que ver en los misterios de la vida, así como ciertas ondas o frecuencias cerebrales que son el ritmo o "música" que esa vida produce en nosotros mismos...
La ciencia en su camino de acompañamiento del ser humano va revelando lentamente claves que enmarcadas en su verdadero contexto no hacen sino reafirmar antiguos misterios sagrados y recogidos en ciertos textos religiosos de diversas culturas planetarias.
Uno de tales misterios, está expresado en las palabras de Hermes Trimegistro (El Tres Veces Grande) que afirmó: “Como es arriba es abajo, como es abajo es arriba” dándonos a entender que la analogía del microcosmos (el hombre) es similar o parecida en el cosmos, en el universo conocido o macrocosmos.
El espacio, cada vez más sondeado y explorado por miles de ingenios científicos terrestres es observado y analizado por multitud de ojos técnicos que miden: temperatura, radiación de fondo estelar, espectrografía de masas, fuerzas gravitacionales, partículas cósmicas, protones, electrones, neutrones, neutrinos, e infinitud de energías lumínicas visibles e invisibles, rayos x, etc., por tanto, nada más lejos de la realidad que el espacio intergaláctico, la distancia entre uno y otro planeta esté vacío sino más bien al contrario pues existe toda una gama o familia de estos elementos radiantes que interpenetran los espacios siderales, especialmente eso que hoy conocemos como: viento solar procedente éste de nuestra estrella central el Sol, viajando por término medio a unos 400 a 450 kilómetros por segundo, es por tanto una “sopa de partículas” fuertemente ionizadas, es decir, cargadas de electricidad que cuando golpean la magnetosfera terrestre, (esa que nos protege precisamente contra ciertas gamas de radiaciones y espectros de la luz con demasiada intensidad), producen las hermosas y conocidas Auroras Polares, en uno y otro polo terrestre. Ocasionalmente también llegan unas extrañas partículas de muy altísima intensidad, muy cargadas y que nadie sabe de dónde proceden a éstas se las conoce como rayos cósmicos de extra alta energía…y que algunos presuponen podrían proceder del mismo centro de la Vía Láctea, aunque todavía no se ha encontrado la fuente generadora.
También se dijo o se habló en el pasado de un término conocido como: La Música de las Esferas. Muchos filósofos hablaron sobre ello y también hoy se ha podido constatar ese “ruido de fondo” “audible” en la gama de microondas, que no es sino el eco, o el remanente de las actividades atómicas de las lejanas galaxias y que también los modernos equipos de nuestras sondas espaciales al acercarse a ciertos exoplanetas de nuestro sistema solar como Júpiter y Saturno –especialmente- se ha podido constatar y grabar “los sonidos” de las actividades radioeléctricas de estos planetas, procedentes de las tormentas eléctricas y magnéticas de estos colosos planetarios a la vez que también de alguno de los satélites que les acompañan como Titán de Saturno y de algunas lunas de Júpiter como Io, Europa, Ganímedes, etc., quedando en entredicho los ataques viscerales a quienes desde el pasado se atrevieron a señalar esas músicas o vibraciones como síntomas de todo ser vivo planetario, quedando en este encuadre los planetas activos como los referidos. Cualquier curioso puede entrar en Internet y buscar por sí mismo en YouTube los sonidos de Júpiter, Saturno y Titán entre los más destacados.
Ahora regresaríamos a aquella afirmación de Hermes e intentaríamos extrapolarla al ser humano, al microcosmos, como réplica en pequeño de aquello que le circunda: el macrocosmos –o universo conocido.
Ciertos investigadores están intentando averiguar cuál podría ser la vibración, sonido o frecuencia que resonara con la emisión natural de las partículas atómicas, tanto de nuestro planeta como de los exteriores, es decir: conocer las fuerzas, energías, vibraciones, frecuencias, etc., que hacen que lo que es, es precisamente lo que es; que los átomos siguen su ritmo, que las capas exteriores atómicas son inalterables, que la cohesión molecular permanece como es y que permite que las leyes de la química, bioquímica, de la termodinámica, etc., sigan persistiendo in eternis, para el bien del planeta y de los seres que habitamos en él…, ya que jugar a dioses, abrir y desentrañar todos los arcanos y misterios, y tal como está la conciencia humana en estos tiempos podría destruirnos, puesto que si apenas hemos desentrañado la fisión atómica y ya hemos hecho ingenios nucleares que han eliminado a cientos de miles de seres humanos… ¿cómo atrevernos a cosas más grandes?... Pero estos estudios de que ahora estamos hablando, van encaminados a intentar “domesticar” algunas de las fuerzas naturales, no tanto con el acelerador de partículas ITER y el Colisionador de Hadrones, sino tal vez, siguiendo los parámetros más lentos, pero más seguros de los antiguos alquimistas, los cuales con muy sencillos elementos y utensilios caseros lograron transmutar un metal en otro y conseguir un elixir o líquido de vida, como ellos le llamaron, que era portador de una potentísima radiación y que con apenas el equivalente al peso de un grano de arroz podía rejuvenecer el cuerpo humano regresándolo a la edad de la mocedad…
Nada más lejos de la imaginación si se toman estas cosas como tonterías pues los “grandes de Europa” de la época medieval: reyes, gobernadores, condes, aristócratas, etc., pudieron ver algunas de estas transmutaciones e incluso a un oscuro personaje que fue visto en toda Europa y décadas después con el mismo aspecto de 50 años atrás… cuando el resto ya había envejecido…
Las vibraciones existen, las radiaciones subatómicas existen, las partículas atómicas existen, y el día a día, nos va abriendo más la esperanzada época dorada de la humanidad donde Ciencia y Religión se darán la mano, como así lo profetizaron personajes incluso como Albert Einstein y Giordano Bruno, entre muchos otros. Hoy sabemos que ciertas frecuencias o radiaciones son generadoras de calidad de vida y sabemos cuáles son, son ritmos cerebrales que autoinducidos unas veces por la meditación o la oración, otras por el ayuno, otras por la inspiración creadora, nos elevan y nos aportan vida… Esa “vida” pudiera ser contemplada en otro orden de cosas como una energía especial, como una carga eléctrica precisa de la cual fuéramos llenados; todos, incluso a quienes la vida les fue difícil pudieron sondear siquiera tres o cuatro veces en su existencia ese “algo” que un día les rodeó sin saber qué era, y a qué se debía.
Extrapolándolo todo al potencial de vida orgánica sin ser precisamente de lo que hablamos más arriba, hoy también se conoce que las células son como diminutas fuentes, baterías, pilas o acumuladores eléctricos, que además tienen en su interior una especie de gel o líquido formado con sodio y potasio, y el cual se comporta como el electrolito de una batería de automóvil pudiendo aceptar o ceder energía según el momento, siendo un proceso reversible. Si medimos el potencial eléctrico de una célula sana encontraríamos que está situado entre 70 a 90 milivoltios, que baja a 50 milivoltios si la célula enferma y si permanece a unos 30 milivoltios la patología es crónica y degenerativa y que si se queda a 0 milivoltios, esa célula muere. Pudiéramos afirmar quizás: que vida y electricidad podrían ser sinónimos, aunque todo ello está por dilucidar por completo todavía…
El tema más peliagudo y extraño está en las células cancerígenas que como se presupone al estar muy activas tienen que tener también un potencial eléctrico elevado que las mantenga en activo…, pero podríamos imaginar que el “ritmo o música” que siguen es contrario a esas vibraciones naturales del entorno orgánico saludable y armónico, pudiéndose afirmar que están viviendo a tope –sin control-, algo así como cierta juventud desenfrenada que haciendo caso omiso a los ritmos naturales de trabajo y descanso, se mantienen en pié durante muchas horas, más de las convenientes ingiriendo elementos extraños a sus sistemas orgánicos como: psicotrópicos, drogas de diseño, barbitúricos, etc., y que por desgracia, y para nuestro dolor como padres de las generaciones más jóvenes observamos la incidencia de accidentes, agresividad y violencia entre la juventud…, más de lo que quisiéramos.
Si en verdad que por resonancia un sonido prolongado y de cierta intensidad y frecuencia puede romper una copa de cristal gracias a que todas las moléculas vibran al unísono respecto a la fuente emisora, también podremos utilizar el sonido, la terapia vibracional acústica para incitar a la mente (en primer lugar) y luego a todo el sistema nervioso, glandular, linfático, circulatorio, etc., a que se sintonicen con ciertas músicas y sonidos creadores, creativos y por tanto, dadores de vida y esperanza. Así en muchas clínicas y recopilando someramente lo que hemos expuesto más arriba nos daremos cuenta de que las Leyes Universales están presentes en toda la creación conocida: Cósmica y Humana y por tanto las utopías ya no lo son tanto, los extremos se van acercando al consenso y la razón y el sentido común irrumpe luminosamente en las conciencias dormidas de muchos del planeta.
Sonido, vibración, electricidad, energías, etc., son casi, casi, consecuencias y correlaciones unas de las otras y todo es cuestión del entorno preciso para que de un paso o nivel se acceda a otro. No sabemos todavía de “esa energía armónica” o “música cósmica de fondo” de toda la creación, pero sí sabemos ya que de 0,2 ciclos a 3,5 ciclos/segundo el cerebro actúa y reconstruye tanto las ideas como lo que está más abajo: las emociones y en consecuencia y a la larga el cuerpo físico, unido todo ello gracias a ciertas hormonas, neurotransmisores cerebrales y a ciertas glándulas de secreción interna. Busquemos qué nota nos gusta, y mediante un sencillo sintetizador y un sistema programado nada impedirá que una vez cada 5 segundos (lo cual equivale a una quinta parte por segundo) o lo que es igual a 0,2 ciclos/segundo, escuchemos el sonido de un gong, el cuenco tibetano, la nota de la escala musical que nos atraiga, para que sin quererlo ni desearlo, el cerebro por afinidad o simpatía vibracional se armonice al nuevo ritmo y como consecuencia final nos aporte salud psíquica y física, energía y vida…. –elijamos la frecuencia más idónea a nuestro caso-
Todo es cuestión de empezar y como todo camino…, sólo hace falta dar el primer paso en la correcta dirección… y las clínicas enfocadas a la curación de la Nueva Era ya están comenzando a trabajar con todo esto…
ONDAS CEREBRALES
TIPO DE ONDA y voltajes FRECUENCIA SITUACION MENTAL RELATIVA A LA QUE CORRESPONDE
DELTA
10-50 micro voltios 0,2 a 3,5 Hz Estado hipnótico, hemisferio cerebral derecho en plena actividad, sueño profundo , meditación
THETA
50-100 micro voltios 3,5 a 7,5 Hz Estado de vigilia, equilibrio entre los hemisferios izquierdo y derecho, plenitud, armonía,
ALFA
100-150 micro voltios 7,5 a 13 Hz Relajación, tranquilidad, creatividad inicio de actividad plena del hemisferio izquierdo y desconexión del hemisferio derecho.
BETA
150-200 micro voltios 13 a 28 Hz Estado de alerta máxima, vigilante, miedo, es la situación normal cuando estamos despiertos, conduciendo, o trabajando en donde estamos en estado de alerta, ansiedad.
RAM-ALTA
+200 micro voltios + de 28 Hz Estado de stress y confusión.
Emisario del Arco iris&Shana