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viernes, 9 de marzo de 2012

Enseñanzas del Maestro Tibetano Djwhal Khul (Por A.A.B)



 

4. LA CONSTITUCIÓN DEL HOMBRE

 

 La constitución del hombre, considerada en las siguientes páginas, es fundamentalmente triple:

  

I.                    La Mónada o Espíritu puro, el Padre en los Cielos.

              Este aspecto refleja los tres aspectos de la Deidad:

1.      Voluntad o Poder                  El Padre,

2.      Amor-Sabiduría                     El Hijo,

3.      Inteligencia Activa                El Espíritu Santo,

4.       y sólo se hace contacto con ella en las iniciaciones finales, cuando el hombre se acerca al fin de la jornada y es perfecto. La mónada también se refleja en:

 

II.                El Ego, Yo superior o Individualidad.

Potencialmente, este aspecto es:

  

1. Voluntad espiritual                        Atma.

2. Intuición                           Budi. Amor-Sabiduría, el principio crístico.

            3. Mente Superior o Abstracta           Manas Superior.

   

El ego empieza a hacer sentir su poder en el hombre evolucionado y en forma acrecentada en el sendero de probación, hasta que en la tercera iniciación llega a perfeccionarse el control del yo superior sobre el yo inferior y el aspecto más elevado comienza a hacer sentir su energía.

  El ego se refleja en:

 III. La Personalidad o yo inferior, el hombre en el plano físico.

  Este aspecto es también triple:

  

1. Cuerpo mental                               manas inferior

        2. Cuerpo emocional                         cuerpo astral

       3. Cuerpo físico                                 los cuerpos físico denso y Etérico

 La finalidad de la evolución es, por lo tanto, llevar al hombre a la comprensión del aspecto egoico y poner la naturaleza inferior bajo su control.

              5. LA NATURALEZA DEL HOMBRE

  Cuando la mente pública capte, aunque ligeramente, los siguientes he­chos brevemente enunciados, la tendencia de la educación popular, la finali­dad de la ciencia política y la meta del esfuerzo económico y social tomarán una nueva y mejor dirección. Estos hechos pueden ser resumidos en los siguientes postulados:

  

I.     El hombre es divino en esencia. Siempre ha sido enunciado esto en el transcurso de las épocas, pero hasta ahora sigue siendo una bella teoría o creencia y no constituye un hecho científico comprobado ni aceptado universalmente.

 

II.   El hombre es un fragmento de la Mente Universal o alma mundial y, como fragmento, participa de los instintos y de la cualidad de esa alma, tal como se manifiesta por medio de la familia humana. Por lo tanto, la unidad es sólo posible en el plano de lamente. Si esto es verdad, tenderá a desarrollar en el cerebro físico la comprensión consciente de las afiliaciones grupales en el plano mental, el reconocimiento consciente de las relaciones, ideales y metas grupales, y la manifestación consciente de esa continuidad de conciencia que actualmente es el objetivo de la evolución. Luego transferirá la conciencia de la raza del plano físico al mental, y tenderá a la consiguiente solución de todos los problemas actuales por medio del “conocimiento, amor y sacrificio”. Esto nos emancipará del desorden actual en el plano físico. Conducirá a educar al público respecto a la naturaleza del hombre y al desarrollo de los poderes latentes en él, poderes que lo liberarán de sus limitaciones actuales y producirá en la familia humana un repudio colectivo hacia las condiciones actuales. Cuando todos los hombres se conozcan a sí mismos y conozcan a los demás como entes autoconscientes divinos que funcionan principalmente en el cuerpo causal utilizando los tres vehí­culos inferiores, sólo como medio para hacer contacto con los tres planos inferiores, tendremos gobierno, política, economía y orden so­cial erigidos sobre bases sólidas, saludables y divinas.

 

III.    La naturaleza inferior y los tres vehículos del hombre son un conglomerado de vidas menores, y la naturaleza grupal, el tipo de actividad y la respuesta colectiva de dichas vidas dependen de él, las cuales -por medio de la energía o actividad del Señor solar- serán desarrolladas y elevadas posteriormente a la categoría humana.

Cuando estos tres hechos sean bien comprendidos, sólo entonces tendremos un conocimiento correcto y exacto de la naturaleza del hombre. (3-645/6)

 

6. EL ESPÍRITU

  1. La verdadera naturaleza del Espíritu sólo puede ser revelada en forma inteligible a los iniciados de grado superior, aquellos que (debido a la tarea efectuada en la tercera iniciación) han sido puestos en consciente contacto con su “Padre en el Cielo”, la Mónada. Los estudiantes esotéricos, discípulos e iniciados esotéricos de grado. inferior están desarrollando el contacto con el alma, o segundo aspecto, y sólo cuando este contacto se halla firmemente establecido puede considerarse el concepto superior. (3-961)

 2.  La meta del hombre consiste en alcanzar la conciencia de la naturaleza del Alma, medio por el cual siempre actúa el aspecto Espíritu. Esto es lo máximo que puede hacer. Habiendo aprendido a actuar como Alma, desa­pegado de los tres mundos, el hombre entonces llega a ser parte activa integrante y consciente del Alma que compenetra y prevalece en todo lo que existe en la manifestación. Sólo entonces la pura luz del Espíritu en sí se le hace visible debido a que valora con exactitud la Joya oculta en el corazón de su propio ser; sólo entonces llega a ser consciente de la grandiosa Joya oculta en el corazón de La manifestación solar. Aun así, en esa etapa avanzada, todo lo que puede percibir, hacer contacto y visualizar, es la luz que emana de la Joya y la radiación que vela la gloria interna.

 

D.K.

  

Es innecesario entonces que estudiemos y consideremos aquello que el iniciado de alto grado apenas puede presentir vagamente; inútil es para nosotros buscar términos para expresar aquello que se halla oculto detrás de las ideas y los pensamientos, cuando los pensamientos mismos no son com­prendidos perfectamente ni es perfecto el mecanismo de comprensión. El hombre mismo - una idea grande y específica - no conoce la naturaleza de aquello que intenta expresar.

Todo lo que podemos hacer es captar el hecho de que existe AQUELLO que aún no puede ser definido y comprender que prevalece una vida central que compenetra y anima al Alma y trata de utilizar la forma por la cual ella se expresa. Lo mismo puede decirse de todas las formas y de todas las almas, subhumanas, humanas, planetarias y solares. (3-963/4)

 

3. Todo lo que tiende a elevar el nivel de la humanidad, en cualquier plano de manifestación, es obra religiosa y tiene una meta espiritual, pues materia es sólo espíritu en el plano más bajo, y espíritu, según se dice, es materia en el plano más alto. Todo es espíritu, y las diferenciaciones sólo son producto de la mente finita. Por lo tanto, todos los colaboradores y conocedores de Dios, encarnados o desencarnados, que trabajan en cualquier campo de la manifestación divina, forman parte de la Jerarquía planetaria y constituyen unidades integrantes de esa gran nube de testigos, los “espectadores y observadores”. Ellos poseen el poder de la visión o percepción espiritual, además de la visión física u objetiva. (4-53)


4. La palabra “espiritual” no se refiere a los asuntos religiosos. Toda actividad que impele al ser humano hacia algún tipo de desarrollo - físico, emocional, mental, intuitivo, social-, si es para salir de su actual estado, es esencialmente de naturaleza espiritual, e indica la vivencia del ente divino interno. El espíritu del hombre es inmortal, perdura eternamente, progresa gradualmente etapa tras etapa en el Sendero de evolución, desarrollando firme y sucesivamente los aspectos y atributos divinos. (12-19)

  

7. LA MÓNADA

   

 

1. Mónada: El Uno, el triple espíritu en su propio plano. En esoterismo significa, con frecuencia, la tríada unificada - Atma, Budi y Manas; voluntad espiritual, intuición y mente superior - o la parte inmortal del hombre que reencarna en los reinos inferiores, progresando gradualmente a través de ellos hasta llegar al hombre, de allí a la meta final. (1-178)

 2. Alma: Es Espíritu universal, la Mónada divina; el séptimo Principio denominado así en la constitución septenaria del hombre. (1-173)

   

3. Así como le resulta imposible al vehículo físico expresar plenamente en el mismo plano el grado total de desarrollo del Ego o Yo superior, tampoco le es posible al Ego percibir y expresar plenamente la cualidad del Espíritu. De allí la absoluta imposibilidad de que la conciencia humana aprecie con exactitud la vida del Espíritu o Mónada. (3-68)

 



4. La evolución de la Mónada es una cosa más complicada de lo que dicen los libros dados hasta ahora al público. En ellos se trata del desarrollo de la conciencia y su transición a través de los reinos de la naturaleza. Sin embargo, ha habido ciclos posteriores que sólo será posible comprender cuando la historia y la evolución del Logos planetario sea gradualmente revelada. Forman parte de Su cuerpo de manifestación, células dentro de ese gran vehículo, siendo así vitalizadas con Su vida, cualificadas por Su naturaleza y diferenciadas por Sus características.  Ello retrotraerá entonces la historia de una Mónada a kalpas anteriores. Dicha historia no es posible revelarla, y tal revelación no serviría a ningún propósito. Sólo se menciona porque debe ser  considerado en líneas generales si se quiere conocer con exactitud la verda­dera naturaleza del Yo...

 La Mónada tiene ciclos análogos, aunque en miniatura, con los de la Vida Una que penetra y anima a todas las vidas menores. Algunos de estos ciclos abarcan períodos tan vastos y tan remotos que su historia sólo puede ser trasmitida a los Adeptos investigadores por medio del sonido y el símbolo. Los detalles de ese desarrollo se pierden en la noche de otros kalpas , y todo lo que puede verse son los resultados - las causas deben aceptarse como existentes aunque permanezcan inexplicables hasta no haber recibido las iniciaciones superiores. (3-853/4)

 5. Los grupos de Mónadas llegan a la encarnación de acuerdo al centro de un Hombre Celestial, en un esquema planetario particular, o al centro del Logos solar que está en proceso de vivificación o actividad cíclica (3-855)

 

        

 6. La Mónada es una fuente de luz, no sólo para la familia humana, sino también la receptora de la luz que proviene del triple Sol; es la lente a través del cual la luz del Logos solar puede afluir al Logos planetario, y en esa luz preserva y mantiene firme la visión, el propósito, la voluntad y la intención creadora del Logos planetario. (6-349)

 7. En las primeras etapas del sendero evolutivo la Mónada es la fuente de exhalación o de expiración, que trajo el alma a la existencia en el plano físico; en el Sendero de Retorno.., la Mónada es la fuente de inhalación o de inspiración. (15-251)

 

8. LA TRIADA ESPIRITUAL

 

1. Triada: Es el hombre espiritual; la expresión de la Mónada; el espíritu germinal, conteniendo las potencialidades de la divinidad, que se irán desa­rrollando en el transcurso de la evolución. Esta Tríada constituye el yo individualizado o separado, el ego. (1-179).

 2. Tríada: Es textualmente Atma-Budi-Manas, la expresión de la Mónada, así como la personalidad es la expresión del Ego. La Mónada se expresa por medio de la Tríada; en su aspecto inferior o tercer  constituye el cuerpo egoico o causal, el Ego infantil o germinal. El Ego se expresa análogamente por medio del triple hombre inferior, mental, emocional y etérico (reflejo de la Tríada superior), originando la manifestación física densa. (3-83)

 

9. EL PRINCIPIO VIDA EN EL HOMBRE

                                  

Este principio vida en el hombre (espíritu, alma y cuerpo) se manifiesta en forma triple:

1. Como voluntad directiva, propósito o incentivo fundamental. Esta es la energía dinámica que pone al ser en funcionamiento, lo trae a la existencia, fija el término de su vida, lo conduce a través de los años y se abstrae al final de su ciclo de vida. Es el espíritu manifestándose en el hombre como la voluntad de vivir, de ser, de actuar, de proseguir, de evolucionar. En su aspecto inferior trabaja a través del cuerpo o natura­leza mental, y en conexión con el físico denso se hace sentir a través del cerebro.

 

 

 2. Como fuerza coherente. Es esa cualidad esencial y significativa que hace ser diferente a cada hombre, y produce esa manifestación compleja de disposiciones de ánimo, deseos, cualidades, complejos, inhibiciones, sentimientos y características que producen la sicología especial de un hombre. Es el resultado del intercambio entre el aspecto espíritu o ener­gía, y la naturaleza material o corporal. Constituye el hombre distintivo subjetivo, su colorido o nota individual, que es lo que fija el grado de actividad vibratoria de su cuerpo, produce su particular tipo de forma y es responsable de la condición y naturaleza de sus órganos, de sus glán­dulas y su aspecto externo. Esto es el alma y -en su aspecto inferior- actúa mediante su naturaleza emocional o astral, y en conexión con el físico denso, mediante el corazón.

 

 

 

3. Como actividad de los átomos y células de que está compuesto el cuerpo físico. Es la suma total de esas pequeñas vidas que componen los órganos humanos y comprende a todo el hombre. Estos tienen vida propia y una conciencia que es estrictamente individual e idéntica. Ese aspecto del principio vida actúa por medio del cuerpo etérico o vital y en conexión con el mecanismo sólido de la forma tangible mediante el bazo. (4-327/8)

El Alma: la cualidad de la vida

Por el Maestro Tibetano Djwhal Khul

(Alice A. Bailey)

 

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