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sábado, 11 de enero de 2014

LOS 7 RAYOS PSICOLOGÍA DE LA NEVA ERA




Según Alice Bailey, los siete rayos son la base de la psicología de la Nueva Era, una ciencia que recibe el nombre de psicología esotérica. Empezaremos definiendo qué entendemos por «esoterismo». En un diccionario etimológico veremos que el término «esoterismo» deriva del griego esoterikós, que significa interior u oculto. Lo esotérico hace referencia a lo que se encuentra en el interior, detrás de las apariencias externas, esto es, a las energías invisibles que son el origen de la existencia de los diferentes cuerpos y formas. El esoterismo se ocupa del mundo sutil constituido por energías y fuerzas, de lo esencial, del yo superior o alma que mora en el interior de todas las formas externas. Este concepto es aplicable tanto a un ser humano como a un planeta o a cualquier ser de la creación, ya sea el organismo de un átomo, una planta, un animal...




El factor esotérico es el principio cualitativo (vital) del que todo organismo obtiene su energía vital.El esoterismo se ocupa del trasfondo de las formas, es decir, del principio vital que penetra en todas las formas, las irriga y las mantiene vivas, desde el más minúsculo átomo hasta las gigantescas globalidades que denominamos planeta Tierra o Sistema Solar. Es importante, por eso, comprender que cada persona no es más que una parte minúscula de una globalidad inmensa que todo lo abarca y que las energías que impulsan a todo ser humano (y que sustentan todo lo vivo) son las energías de «la Vida Una en la que vivimos, nos movemos y tenemos nuestro ser». Para entender el esoterismo debemos comprender que la idea de que estamos aislados o separados del Todo no es más que una ilusión.Viéndolo así, comprendemos que todo lo existente proviene de una fuente única.
El estudio de los siete rayos es precisamente la búsqueda de esta fuente original, la búsqueda del «camino de regreso a la casa del Padre» que en la literatura esotérica se conoce como el «sendero de iniciación». De esto se ocupa la astrología esotérica que, con la ayuda de los tres planetas espirituales y los tres   horóscopos (horóscopo base, horóscopo de las casas, y horóscopo del Nodo Lunar)

permite indagar en los diferentes niveles de la realidad humana y obtener información sobre los procesos de transformación y expansión de conciencia.



El mundo etérico y los siete rayos
En la literatura esotérica, el principio vital que da vida a todas las formas se conoce como «éter» (en la filosofía hindú recibe el nombre de prana). El éter penetra todos los planos, adopta su forma y color y, de esta manera, produce siempre nuevas formas de expresión de la vida. El éter se encuentra en los siete planos cósmicos. El pensador esotérico sabe que detrás del mundo aparente se encuentra el mundo etérico, un mundo espiritual que es, en realidad, la fuerza que anima y controla todos los cuerpos vivos. El éter o la luz del espacio es el campo en el que actúan y a través del cual producen sus efectos las energías provenientes de distintas fuentes. La enseñanza de los siete rayos se basa en este hecho. El cuerpo etérico de una persona (y también el de nuestro planeta y el de todo el universo) es como una red dorada de líneas energéticas en constante movimiento (un medio eterno para la transmisión y el intercambio de información y energía).




El significado de los siete rayos

Este punto de vista nos permite comprender también el efecto de los siete rayos. Los siete rayos cósmicos son siete formas o manifestaciones de luz referidas a la sustancia específica de un plano determinado. Es decir que, cuando la luz se dirige hacia la materia o la sustancia de cada uno de los siete planos cósmicos, se origina una cualidad de color distinta. Los colores del espectro de la luz son



un ejemplo de esto. Como sabemos, cuando los rayos de luz alcanzan un objeto determinado, debido al fenómeno de la reflexión, se originan colores que dependen de la constitución del objeto.Y cuando un rayo de luz ilumina un cristal tallado o una gota de agua, debido al fenómeno de la refracción, se crea un espectro de color.
Podemos imaginarnos el efecto de los siete rayos cósmicos como algo parecido a esto. Los siete rayos penetran y dan vida a todo: son la causa de nuestra existencia. Es decir, que están por encima de la astrología normal. Son energías primordiales que condicionan nuestra vida, crean el mundo y lo mantienen en movimiento.




La luz es el principio vital centralizador, el éter, la energía vital capaz de crear y mantener el pulso de la realidad. La luz es una cualidad divina. Desde otra perspectiva, las siete energías cósmicas o rayos son la manifestación de los siete tipos de fuerzas que corresponden a las siete cualidades de la divinidad. Cada una de estas siete cualidades actúa de siete maneras diferentes sobre la materia y las formas de todo el universo, y la relación entre ellas se produce también de siete modos distintos. La complejidad de la combinación, interacción e interpenetración de cualidades en este entretejido de luz del universo es tan fantástica que imaginarlo nos resulta muy difícil. La ley de la analogía nos facilita su comprensión.

La mejor manera de imaginarnos esta red de luz que todo lo une y abarca es considerar que existe un mundo etérico (que en esoterismo se conoce como  mysterium magicum)de donde proviene y a donde regresa todo lo existente. En otras   palabras, la luz y el éter son lo mismo, es la luz del alma, el fohat

de la mónada o el alma universal que hace de matriz del universo.


En su manifestación en el plano astral, el éter se denomina también registro akáshico. El éter es aquella sustancia en la que queda reflejado todo lo que alguna vez ha existido.


En los antiguos libros esotéricos, la dimensión etérica se compara con un desierto de arena en el que quedan las huellas de todas las épocas y vidas humanas. El horóscopo del nodo Lunar contiene esas huellas.