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lunes, 14 de enero de 2008

COMIENZO DEL CAMINO (2DA. PARTE)



Lo que me estaba diciendo este nuevo amigo era singular. Cierto era que yo había leído algo sobre el tema cuando en el instituto se estudió a Platón, pero se nos dijo que eran fábulas noveladas muy comunes entre los filósofos antiguos. Nadie hasta ahora había encontrado evidencias físicas o restos de aquella antigua civilización, ni los esqueletos de sus pobladores, salvo lo expresado por Herodoto y algunas leyendas del Tibet. Pero el investigador de Haliacarnaso afirmó que sí, que se encontraron restos en la profundidad de la tierra. Puede que ocurriera que la élite antigua conociera estos misterios aunque no el pueblo llano, -como siempre-. Incluso coexistieron dos medidas en una misma época: el codo vulgar y el codo sagrado o codo real, este último de mayor longitud. Sólo conocido por la realeza y los sacerdotes, el cual se utilizaba en la construcción de templos, lugares de culto, santuario o regios palacios. Esas medidas no eran conocidas por el pueblo, por tanto no había peligro de la utilización irreverente de medidas crípticas o secretas. Sin embargo, muchos investigadores del reciente pasado humano como: monjes, sacerdotes, eruditos, copistas y estudiosos de la Biblia, entre otros libros, se habían dado cuenta de estas singulares diferencias métricas... ¿pero para qué todo esto?....
M.A. me estaba mirando con profunda atención, parecía que iba siguiendo mis cavilaciones y pensamientos más profundos. Puntualizó como si nada: “para evitar la utilización malintencionada y dañina de las fuentes sagradas del conocimiento”...,”esto era muy respetado en el pasado..., las medidas y los números eran muy custodiados en la antigüedad. Se pedía total obediencia a quienes debían aprenderlos y manejarlos posteriormente. Esto lo exigía Pitágoras a sus discípulos..., hoy todo esto puede parecer fuera de contexto, pero en la antigüedad era algo común”
- Respeto lo que dices...¿pero para qué tanta preocupación por salvaguardar unos número y medidas si como dices nos acercan a la verdad y a Dios?.
- ¡Sí!. Era y es tan necesaria esa preocupación y más. No porque el conocimiento sagrado aleje al ser humano de su fuente eterna, sino porque antes, éste, debe elevarse. El conocimiento no es peligroso “per se”, sino la utilización perversa de él...,¿tu dejarías que tu hijo de tres años manipulase con sus delicadas manos dos cables desnudos de cobre conectados a un enchufe eléctrico de 220 voltios?—
- ¡Por supuesto que no! –señalé enfáticamente-
- Eso mismo debe hacerse en el acercamiento a lo sagrado. Debe lograrse con esfuerzo, purificando las escorias de costumbres arraigadas en nosotros, antes de que la energía o la fuerza despierte y descienda sobre el ser humano. Eso es lo que se llama iniciación.
- ¿Iniciación?...¿iniciación a qué?
- Iniciación a los Misterios de Dios, o lo que es lo mismo, el acercamiento de la propia alma al Cristo Cósmico, a la cualidad y fuerza viva del Amor que de El emana. A los poderes que le son concedidos a los que están preparados. A los que han sido purificados a través de muchas vidas, para un momento culminante donde el Principio Crístico, esa energía concreta se introduce en la personalidad integrada humana.
- ¿Y si es todo esto tan misterioso o críptico porqué me lo has dicho a mí?..
- Porque tu y yo ya nos conocíamos, aunque ahora no lo recuerdes. Has contactado conmigo en niveles internos y es mi servicio y misión de amor hacia ti y hacia otros que ya irás conociendo, como la persona que ayer me recogió y hoy ha venido a decirte que yo llegaría con retraso. Ten siempre presente que Jesucristo tuvo muchísimos discípulos externos, pero tan sólo unos pocos internos. A ellos les preparó mejor y les dio otros conocimientos. Fueron sus apóstoles, con capacidades casi tan sobresalientes como la suya propia, aunque ellos no habían alcanzado la perfección de su Maestro. Además te diré que los Misterios Sagrados deben irse explicando a las gentes, al menos lo que es permitido decir sin incumplir el voto de silencio. Las Escuelas de Sabiduría están comenzando a exteriorizarse, como así lo ha dispuesto Nuestro Bendito Logos Planetario. Este acercamiento o exteriorización culminará con la realidad de la visita a nuestro planeta de El Cristo y sus Discípulos los llamados Maestros de Sabiduría. Así está escrito, y los discípulos consagrados y de cierto grado entre los cuales me encuentro, y humildemente sirvo a Aquél que ha de venir, tenemos que cumplir nuestra parte de responsabilidad en su Obra de Amor Planetario. Por mi antigua relación contigo es por ello que te he aceptado como aspirante o discípulo menor...,-en aquella época no conocía el significado real de estos términos-,... pero con la condición de que no comuniques a nadie mi personalidad humana, ni siquiera a tus más íntimos. Así se hizo siempre. Es tu compromiso y promesa. En la medida que sirvas, cumplas con tu deber, comuniques lo recibido y te esfuerces y purifiques, yo, como humilde canal de la Luz te iré instruyendo en lo sagrado a su tiempo.
- ¿Dices que nos conocemos... que hemos hablado?...¿pero dónde?
- En otro plano... Tu alma y la mía son del mismo rayo. Aunque vibran en octavas diferentes. El principio eterno tuyo, es decir, tu propia alma, me ha pedido que instruya a su forma externa, es decir: a ti mismo, a tu ser externo, quien te crees en verdad...¿qué me respondes?
Mi corazón no me cabía dentro, ¿era posible aquello?. Cierto era que M.A., no era una Maestro, pero al menos era un discípulo muy cercano a Ellos. Traté de alejar de mi interior la arrogancia de sentirme superior a la media humana, de ser un elegido de los dioses; también M.A. me señaló que en esta época crítica muchas personas de Buena Voluntad recibirían tal honor, reservada a su tiempo a todos los seres humanos. Pero tal honor no era para engrandecer los egos exteriores,-todo lo contrario-, todo era parte de un Plan Sagrado, e implicaba muy gran responsabilidad. Era el comienzo del acercamiento de los Maestros hacia el exterior, hacia el mundo físico. Por tanto debería alejar cuanto antes el gusano del orgullo espiritual que podría roer la luz de mi alma, ya que éste permanecía emboscado junto a los puntos de luz, cual araña que atrapa polillas nocturnas apostada bajo una intensa fuente de luz. En la medida que me olvidase de mi mismo y de que amase a la humanidad como una unidad, como una sola alma, como a mí mismo, por encima de razas, credos, posiciones, culturas...etc., en tal medida mi acercamiento sería acelerado o atrasado hacia el encuentro sagrado de mi mismo: mi Ser Superior, mi Yo Real, mi Alma. Este era en verdad el legado del Padre Eterno a todos sus hijos, creyesen en El o no, le adorasen o no. A cada uno se le abrirían las puertas en una época y vida determinada, pero antes deberían romperse los falsos muros de: intolerancia, prepotencia, separatividad, arrogancia, etc., que cada uno hubiese construido en las edades. Cuando sus obras de servicio amoroso y no sus palabras, comenzasen a vibrar con las virtudes, llegarían a sondear el aura externa de un mensajero, según el color, brillo y pureza de vida y pensamientos, -y no antes-. Dicho mensajero, canal, o guía externo, no era sino un instructor o apoyo momentáneo que focalizaría su energía para que contactase el neófito con su verdadero instructor interno: el alma personal. Muchos quizá, no contactarían jamás con ningún mensajero externo en persona ya que esta época que nacía: Acuario, alejaba antiguas formas de contacto, trabajándose especialmente en forma grupal, pero sin embargo por su fe, constancia y pureza de vida alcanzarían la meta. El referente sería no un amor devocional a un maestro exterior, sino auténtico amor altruista a la humanidad, a toda vida, y a todas las evoluciones de la creación. Debía romperse para siempre en esta nueva Era de Acuario, el fanatismo devocional que caracterizó la anterior Edad de Piscis...

Hacía rato que caminábamos en silencio. Mirábamos la belleza natural del entorno. Cogimos un camino que utilizaban asiduamente los deportistas y los excursionistas. Cada 200 ó 300 mts., habían dificultades pensadas para que saltasen sobre obstáculos, trepasen a troncos de árboles cortados ex profeso, es decir, todo pensado para buenos atletas. Las ardillas estaban corriendo junto a nosotros como sintonizando un momento especial e irrepetible. El aroma y fragancia del bosque se había intensificado, o al menos así me lo parecía. Mi amigo me hizo insinuaciones puntuales sobre aspectos cosmológicos, botánicos, geológicos, etc., -tenía una gran cultura-, muy superior a la mía en aquellos momentos. Hablaba a intervalos. Yo permanecía en silencio..., era todo oídos; pero él evitaba hacerme la pregunta clave. Hora y media después, más o menos, me hizo la pregunta:
- ¿Bien... qué me respondes a la oferta que te hice?
Me resultó chocante. Parecía que utilizara las palabras usuales de mi mundo profesional, el del comercio. Como si en esos momentos tratásemos de bienes de consumo, propuestas de artículos y oferta de unos productos específicos. Yo ya tenía clara la respuesta en mi interior.
- ¡Acepto!... Es sin duda el más grato y elevado ofrecimiento que he recibido en mi vida. Solamente desearía estar a la altura de las circunstancias y ser consecuente con el grado de responsabilidad que a partir de estos momentos voy a adquirir. Si en verdad, y como dices, voy a comenzar a prepararme para trabajar en el futuro para el Plan de El Cristo y sus Maestros desde mi humilde contribución personal.
Me miró en silencio. Era un instante sublime. Se podía cortar el momento, el fragmento del tiempo, cual porción de pan o queso. En mis oídos escuchaba fuertemente el latido intensísimo de mi corazón, era como si este órgano permaneciera expectante y participara en la negociación o decisión externa.
- ¡Magnífico J.V.!...¡Tu decisión ha sido la correcta!. Ahora para quitar tensión al momento y tocar tierra firme., ¿qué te parece si vamos a comer?
- ¡De acuerdo. Vayamos entonces a mi vehículo!..., ¡ah, una cosa más!, ¿porqué no tienes coche... Es que tienes dificultades en la vista?
- ¡Así es!. Tuve que renunciar a conducir cuando terminando la carrera universitaria en Madrid comencé a ver a las personas envueltas en luces de colores. Algunos colores me daban miedo. En aquel tiempo conducía. Recuerdo que ya con este problema, pasó un coche por mi lado. Su conductor estaba indignado con otro que le adelantó, soltó un taco y vi una forma horrible salir del coche. Me fijé tanto que casi me estrello. Entonces vendí el pequeño seiscientos que era mi sueño de estudiante y desistí de conducir. Y aquí me tienes. Soy un peatón a la fuerza. Por aquel entonces no podía controlar esta llamémosle cualidad que hoy utilizo conscientemente..- y se rió sanamente a continuación-

Su sentido de humor era especial a pesar de todas las circunstancias que le rodeaban.

Aquella anécdota me hizo mucha gracia. Ya de camino de regreso a Burgos comenzó a hablarme de esa gracia o don especial que tenía para ver el aura y otras cosas más..., pero ese es el tema de otro capítulo.....J.V.S.V.

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