viernes, 18 de septiembre de 2009
AGARTHA SUS ACCESOS Y OCULTOS PASADIZOS
En el transcurso de una entrevista realizada el siglo pasado al gran científico Albert Einstein respecto a que pensaba sobre la religión ya que él era sin la menor duda el mejor científico de su tiempo expresó:
“…Algún día la ciencia y la religión deberán apoyarse la una en la otra, pues ambas caminan con bastones y se necesitan mutuamente…”…
Tales palabras del más grande científico del siglo XX indicaban justo eso, que la ciencia llevada solamente por la idea de la existencia material (de la materia física y de sus fenómenos), de los conceptos viviseccionadores que la caracterizan como: pesar, cortar, medir, analizar, etc., puede perder la visión general de conjunto centrándose sólo en lo material y tangible, convirtiéndose en una”religión de la materia” donde no exista nada más que ella en el universo, y la materia física sea el fin y la meta de la creación cósmica… aunque afortunadamente y merced a la aportación que hizo el genial científico judío-alemán, respecto a la ley de la relatividad donde E = mc2, se rompieron las viejas estructuras del pensamiento científico y sus paradigmas, y se comenzaron a estudiar los mundos de la energía radiante (rayos cósmicos, gamma, beta, alfa, X)…, de la luz, de las partículas subatómicas (protones, protinos, neutrones, neutrinos), espectrometrías de masas, etc., mientras que la religión, llámesele religión: a tradiciones, mitos, leyendas, creencias, rumores fundados e históricos, basados en la fe y en la creencia no demostrada científicamente ni constatada por hechos tangibles pueden hacer que nos extraviemos mentalmente en las fangosas áreas del fanatismo, la superstición y la credulidad más absurda e infundada…
Curiosas, un tanto extrañas e incluso insólitas teorías como el de la Tierra Hueca parece que intenten romper o se rían de las actuales disciplinas científicas de la geofísica. Personalmente no somos devotos, adoradores, ni admiradores de la ciencia actual, pero es la que tenemos. Tampoco debemos crearnos falsas expectativas con paradigmas “curiosos”, los cuales pudieran potenciar “in crescendo” un espejismo colectivo pseudocientífico basado en utopías y “visiones no relevantes” de unos pocos iluminados o no, ya que la geofísica actual (la ciencia que se encarga del estudio de la Tierra) con sus múltiples disciplinas como: la sismología, gravimetría, geomagnetismo, oceanología, paleomagnetismo, geotermia, geodinámica, tectofísica…, además de los estudios sobre: la dinámica atmosférica, meteorología, propagaciones radioeléctricas en la ionosfera, comportamiento de las auroras boreales en la magnetosfera, gravedad planetaria, etc., serían disciplinas sin sentido alguno cuando la realidad parece indicar lo contrario, aun cuando puedan nacer nuevas teorías, ya que del interior de la Tierra sabemos poco o muy poco, pues es muy difícil adentrarnos en ella.
Lo que hoy conocemos sobre el interior de nuestro planeta, de las zonas o capas donde se cree termina una de ellas y comienza la siguiente se describe a continuación –todo ello revisable y modificable con el tiempo-; sin que ello quiera decir tampoco que en la gran zona de la litosfera no pudieran existir enormes y gigantescas concavidades donde pudieran albergarse cosas impensables tales o similares a las descritas por Julio Verne en su novela “Viaje al Centro de la Tierra”…, de tales posibilidades, hipótesis, enigmas e interrogantes, puede surgir la tentación de regresar a aquella teoría de la Tierra Hueca en la cual creyeron fanáticamente los líderes alemanes durante la II Guerra Mundial, -lo cual derivó en múltiples y extrañas expediciones buscando ciudades perdidas, acceso al mundo interno por todos los rincones del planeta-…, y muchos seamos arrastrados de nuevo a seguir aquellas líneas de pensamientos…
Las capas de la Tierra que hoy conocemos son:
Litosfera. Es la parte más superficial que se comporta de manera elástica. Tiene un espesor de unos 250 Km. y abarca la corteza y la porción superior del manto.
Astenosfera. Es la porción del manto que se comporta de manera fluida. En esta capa las ondas sísmicas disminuyen su velocidad.
Mesosfera. También llamada manto inferior. Comienza a los 700 Km. de profundidad, donde los minerales se vuelven más densos sin cambiar su composición química. Está formada por rocas calientes y sólidas, pero con cierta plasticidad.
Capa D. Se trata de una zona de transición entre la mesosfera y la endosfera. Aquí las rocas pueden calentarse mucho y subir a la litosfera, pudiendo desembocar en un volcán.
Endosfera. Corresponde al núcleo del modelo geoestático. Formada por una capa externa muy fundida donde se producen corrientes o flujos y otra interna, sólida y muy densa.
Sin embargo, pese a lo descrito anteriormente, no todo está claro en estos momentos y de ahí que muchos eminentes científicos e investigadores de nuestro tiempo estén barajando otras posibilidades que pudieran no parecer tan absurdas como más adelante observaremos…
Así que merced a esta “flexibilidad de pensamientos” podríamos ir aceptando antiguas leyendas, la posibilidad de existencia de lugares secretos, túneles o cámaras protegidas o custodiadas por seres o fuerzas que apenas llegamos a comprender. De ahí que la Ciudad de Agartha o Shangri – Lá, Kapala o Shamballa, Erks…, o cualquiera de los nombres con que se la describe o se las describe (pues podría haber más de una) pudiera ser real y tangible y existir en el interior de la primera capa no muy profunda de la corteza terrestre, (justo antes de la zona del manto caliente), es decir en la primera zona: la litosfera que hoy creemos tiene unos 250 kilómetros de profundidad, y si tal fuera cierto, sería posible aceptar la existencia de túneles secretos que cruzarían los océanos del mundo debajo de la corteza marina uniendo todos los continentes y de los cuales se habló y se habla en casi todas las religiones y leyendas asiáticas, e incluso entre los antiguos incas y mayas, de todo lo cual hay extensa documentación forjada durante la conquista española del continente americano cuando desaparecieron como por arte de magia miles de kilos de oro cargados sobre cientos de llamas que se adentraron en unas aparentes y pequeñas cuevas y nunca se volvieron a ver aquellos inmensos tesoros que se esfumaron en la “nada”…
Leyendas de Asia y Exploradores de los Santos Lugares
Entre los antiguos mitos budistas figura un paraíso perdido, conocido como Chang Shambhala, la fuente de la sabiduría eterna donde viven seres inmortales en armonía perfecta con la naturaleza y el universo. En la India, ese lugar maravilloso perdido en el Himalaya se llama Kalapa, mientras la tradición china lo ubica en los montes Kun Lun. Asimismo, en la antigua Rusia -donde no había llegado la creencia budista pero se alimentaba de leyendas orientales llevadas allí por las invasiones tártaras- se hablaba de la legendaria Bielovodye, La Tierra de las Aguas Blancas, donde vivían santos ermitaños de inmensa sabiduría.
La existencia de túneles bajo el Palacio de Potala en Lhasa se entreteje con otro mito tibetano cultivado por escritores europeos. En su novela Shambhala, el pintor, explorador y novelista ruso Nicolás Roerich habla de Agharti (deformación de Agharta, nombre del paraíso subterráneo budista) como del lugar donde estaba Chang Shambhala, sede del Rey del Mundo. Según Roerich, Agharti está comunicada con todos los continentes por medio de pasadizos secretos.
Shangri-La es tan enigmática y evasiva como el mismo Tíbet, donde la ubicó el novelista James Hilton en su obra: “Horizontes Perdidos”. En el Valle de la Luna Azul está el mítico reino intemporal de hombres sabios e inmortales.
Nicolás Roerich y Ferdinand Ossendowski
Viajeros occidentales como el científico polaco Ossendowski y el pintor ruso Roerich, escucharon contar a los lamas y nativos relatos sobre túneles que convergían a un fabuloso país subterráneo donde habitaba una poderosa raza de seres que se daría a conocer cuando la humanidad hubiera llegado a unas condiciones en que pudiera recibir los conocimientos necesarios, y saldrían a la superficie para crear una nueva civilización de paz
Ossendowski fue el primero en recoger el testigo de Agartha. Durante su huída por Siberia y Mongolia, perseguido por el ejército rojo, alcanzó tierras casi desconocidas en torno al Desierto del Gobi, Manchuria y las inmediaciones del Tíbet -supuesto enclave del reino perdido. Contactó en sus investigaciones con privilegiadas fuentes de información: aristócratas y lamas mongoles y el bibliotecario del propio Buda viviente. Dejó memoria de todo en el último capítulo del libro “Bestias, hombres, Dioses”. El libro daría cierto cariz de credibilidad a la existencia de Agartha, aunque muchos lo tacharían de sensacionalista, extraño y muy poco o nada riguroso.
Roerich también sintió la llamada del Himalaya y abandonó la fama para dedicarse a luchar en pro de la paz, desde su refugio en el Valle de Kulu, en las montañas de Cachemira (1917). Recién muerto Lenin, en 1924, Roerich regresó a Rusia como portador de un mensaje que le había sido transmitido por los Mahatmas (Almas Grandes) que habitaban en “ese lugar” ignorado y secreto
Qué nos dice la cienciaSegún estudios realizados por geofísicos del Instituto de Tecnología de California (USA) y a través de mediciones indirectas en la frontera entre las zonas líquidas y sólidas de la corteza terrestre, se estima la temperatura interior del planeta en 6.300º C y en principio, en el "centro", alcanzaría los 6.600º C., mayor que la reinante en la superficie del Sol. Con estas cifras, admitir las teorías sobre la oquedad de la Tierra (La Tierra Hueca) parece bastante disparatado.
De todas formas, debemos reconocer que a la ciencia le queda mucho aún por investigar sobre la estructura interna del planeta, porque a pesar de las prospecciones (apenas un 0.2/0.5% del radio terrestre) y sondeos que los geólogos han realizado, la composición de su núcleo no ha sido determinada con total seguridad. Una hipótesis -aparecida en la revista Science- del doctor Ronald Cohen llevaría a examinar algunos planteamientos de ser cierta: "el corazón terrestre es una inmensa bola de 2.400 Km. de diámetro, pero no de hierro sino de cristal, formada por átomos de hierro con su propio campo magnético".
Lo que parece fuera de toda duda por la comunidad científica es que de existir seres intraterrestres tendrían una estructura física y atómica diferente, y así podría estar "habitado" el interior del planeta por criaturas basadas en la química del silicio en lugar de la del carbono, tal y como propuso en su día el astrónomo norteamericano Thomas Gold (profesor emérito de Astronomía de la Universidad americana de Cornell). Evidentemente se tratarían de organismos microscópicos capaces de desarrollarse a enormes presiones y temperaturas en el interior de la corteza terrestre, residiendo en los pequeños poros que se encuentran en las rocas y obteniendo la energía necesaria para vivir de diversos minerales y gases disueltos.
Esta posibilidad se ha considerado prácticamente inviable por la casi totalidad de los biólogos. Pero según Thomas Gold, en el interior de algunos laboratorios geológicos se ha conseguido muestras de gran profundidad y se han observado cómo diferentes rocas presentaban señales de la acción de estos organismos basados en el silicio que habrían pasado inadvertidos hasta ahora.
Lejos de la especulación, las únicas criaturas que desde hace 40 años se sabe llegan a tolerar condiciones y temperaturas de 3.500º C., son los llamados hipertermófilos. Viven alrededor de chimeneas volcánicas, de los fondos oceánicos, o en el agua que fluye de los géiseres. La mayoría de estos organismos son bacterias unicelulares que obtienen la energía al combinar oxígeno con sulfuro de hidrógeno. Constituyen auténticos fósiles vivientes, pues han permanecido casi sin cambios a lo largo de miles de millones de años.
Ferdinand Ossendowski
Extracto de uno de sus capítulos de su libro: “Bestias, Hombres y Dioses”
¡Deteneos! -murmuró mi guía mongol un día que atravesábamos el llano cerca de Tzagan Luk-. ¡Deteneos!
Y se dejó resbalar desde lo alto de su camello, que se tumbó sin que nadie se lo ordenase. El mongol se tapó la cara con las manos en actitud de orar y comenzó a repetir la frase sagrada: Om mani padme Hum.
Los otros mongoles detuvieron también sus camellos y se pusieron a rezar.
-¿Qué sucede? pensé yo, mirando en torno mío la hierba verde pálido que se extendía por el horizonte hasta un cielo sin nubes, iluminado por los últimos rayos soñadores del sol poniente.
Los mongoles rezaron durante un momento, cuchichearon entre ellos y después de apretar lar cinchas de los camellos reanudaron la marcha.
-¿No habéis visto -me preguntó el mongol -cómo nuestros camellos movían las orejas espantados, cómo los caballos en la llanura quedaban inmóviles y atentos y cómo los carneros y el ganado se echaban en el suelo? ¿No observasteis que los pájaros dejaron de volar, las marmotas de correr y los perros de ladrar? El aire vibraba dulcemente y traía de lejos la música de una canción que penetraba hasta el corazón de los hombres, de las bestias y de las aves. La tierra y el cielo contenían el aliento. El viento cesaba de soplar; el sol detenía su carrera. En un momento como aquél, el lobo que se aproxima a hurtadillas a los carneros hace alto en su marcha solapada; el rebaño de antílopes, amedrentado, retiene su ímpetu peculiar; el cuchillo del pastor, dispuesto a degollar al carnero, se le cae de las manos; el armiño rapaz cesa de arrastrarse detrás de la confiada perdiz. Todos los seres vivos, transidos de miedo, involuntariamente sienten la necesidad de orar, aguardando su destino. Esto era lo que entonces ocurría, lo que sucede siempre que el Rey del Mundo, en su palacio subterráneo, reza inquiriendo el porvenir de los pueblos de la tierra.
Así habló el mongol, pastor simple e inculto.
Mongolia, con sus montañas peladas y terribles, sus llanuras limitadas cubiertas de los huesos esparcidos de los antepasados, ha dado origen al misterio. Este misterio, su pueblo, aterrado por las pasiones tormentosas de la naturaleza o adormecido por la paz de la muerte, lo siente en su plena magnitud y los lamas, rojos y amarillos, lo perpetúan y poetizan. Los pontífices de Urga y Lhasa guardan su ciencia y su posesión.
Ha sido durante mi viaje a Asia central cuando he conocido por primera vez el misterio de los misterios, pues no puedo llamarlo de otra manera. Al principio no le concedí mucha atención, pero comprendí después su importancia al analizar y comparar ciertos testimonios esporádicos y frecuentemente sujetos a controversias.
Los ancianos de las riberas del Amyl me refirieron una antigua leyenda, según la cual una tribu mongola, intentando huir de las exigencias de Gengis Khan, se ocultó en una comarca subterránea. Más tarde un soyoto de los alrededores del Nogan Kul me mostró, así que se disipó una nube de humo, la puerta que sirve de entrada al Reino de Agharti. Antaño penetró por esa puerta en el reino un cazador, y a su vuelta empezó a contar lo que había visto. Los lamas le cortaron la lengua para Impedirle hablar del misterio de los misterios. Ya viejo, volvió a la entrada de la caverna y desapareció en el reino subterráneo cuyo recuerdo tanto encantó y regocijó su corazón de nómada.
Obtuve informes más detallados de labios del hutuktu Jelyl Dyamsrap de Narabanchi Kure. Este me narró la historia de la llegada del poderoso Rey del Mundo a su salida del reino subterráneo, su aparición, sus milagros y profecías, y entonces solamente empecé a comprender que en esta leyenda, esta hipnosis, esta visión colectiva, de cualquier modo como se la interprete, se encierra, a más de un misterio, una fuerza real y soberana, capaz de influir en el curso de la vida política de Asia. A partir de ese momento, comencé mis investigaciones.
El lama Gelong, favorito del príncipe Chultun Beyli, y el príncipe mismo, me hicieron la descripción del reino subterráneo.
-En el mundo -dijo Gelong-, todo se halla constantemente en estado de transición y de cambio: los pueblos, las religiones, las leyes y las costumbres. ¡Cuántos grandes imperios y brillantes constituciones han perecido! Lo único que no cambia nunca es el mal, el instrumento de los espíritus perversos. Hace más de seis mil años, un hombre santo desapareció con toda una tribu en el interior de la tierra y nunca ha reaparecido en la superficie de ella. Muchos hombres, sin embargo, han visitado después ese reino misterioso: Sakya Muni, Nadur Gheghen, Paspa, Baber y otros. Nadie sabe dónde se encuentra situado. Dicen unos que en el Afganistán, otros que en la India. Todos los miembros de esta religión están protegidos contra el mal, y el crimen no existe en el interior de sus fronteras. La ciencia se ha desarrollado en la tranquilidad y nadie vive amenazado de destrucción. El pueblo subterráneo ha llegado al colmo de la sabiduría. Ahora es, un gran reino que cuenta con millones de súbditos regidos por el Rey del Mundo. Éste conoce todas las fuerzas de la naturaleza, lee en todas las almas humanas y en el gran libro del destino. Invisible, reina sobre ochocientos millones de hombres, que están dispuestos a ejecutar sus órdenes.
El príncipe Chultun Beyli agregó: -Este reino se extiende a través de todos los accesos subterráneos del mundo entero. He oído a un sabio lama decir al Bogdo Jan que todas las cavernas subterráneas de América están habitadas por el pueblo antiguo que desapareció de la tierra…
J.V. &Shana
martes, 15 de septiembre de 2009
COMO ES ARRIBA ES ABAJO
Existe una analogía casi perfecta entre lo grande, lo macrocósmico: el cosmos, los astros, estrellas y planetas…con lo pequeño, el microcosmos: nosotros mismos. Todo aquello que ocurre en lo grande, por ley universal deberá ocurrir en lo pequeño, ya que lo grande contiene a lo pequeño y no a la inversa.
Se nos dice que el Logos Planetario está pasando una crisis iniciática, aunque tales palabras aparentemente para nosotros signifiquen poco o muy poco, pero acertamos a sospechar que la crisis planetaria en su conjunto es mucho más de lo que vemos o presentimos y ante tal grado de hechos cósmicos no es de extrañar que nos sintamos afectados psicológicamente también nosotros… Mucho de lo que ocurre es por nuestra, si no culpa, sí falta de conocimientos, egoísmo e ignorancia, pero hay hechos cósmicos innegables muy por encima de nuestra propia acción conjunta como seres humanos, sin que ello tampoco implique exonerarnos de nuestras propias faltas, arrogancias y estupideces ante aquello que nos compete como: la contaminación atmosférica, la desertificación de grandes espacios, la tala de grandes bosques, destrucción y explotación excesiva de ecosistemas, masacre de ciertas especies animales y así un largo etcétera.
Sin embargo todo el anterior punto nos advierte que aun así debemos ser cautos y no aceptar como válida cualquier teoría, cualquier profecía o hecho similar porque hay cosas que se nos escapan de las manos y ahí en ese preciso espacio psíquico de tierras movedizas, de suelo inestable, comienza lo novedoso muchas veces con carácter catastrofista. Serviría de muy poco relatar la diáspora de ideas singulares que crecen como hierbas silvestres ante el abonado de la credulidad y la empatía hacia aquello que lleva tintes de mágico, extraño, paranormal, extraterrestre y singular; y precisamente en internet es uno de los campos abonados, el caldo de cultivo idóneo, donde pueden encontrarse todo tipo de hechos, relatos, historias, etc., que pudieran llevar esas connotaciones cromáticas de singularidad extraña.
No obstante entre lo mistérico y singular también se encuentran nuevas teorías que pudieran darnos pistas, alertarnos o al menos concienciarnos de que “algo cósmico se está cociendo por allá arriba” y así con más luz añadida y una más clara visión basada desde nuestro análisis intuitivo o desde un profundo sentido reflexivo veamos algunos de tales hechos con más objetividad, con menos miedos: los escapismos milenaristas y profecías, y enfrentemos la vida rutinaria del día a día y de nuestra responsabilidad propia con más valor.
Se habla ya, se está hablando o se hablará dentro de poco, de que se están notando ciertas anomalías geomagnéticas terrestres y algunos científicos están hablando que efectivamente parece evidente que el escudo magnético terrestre se está viendo afectado. Conviene señalar aquí que el Paleomagnetismo (la ciencia que estudia el campo magnético terrestre grabado en las rocas magmáticas del pasado) nos muestra que en los últimos 3,5 millones de años efectivamente ha habido 9 inversiones o cambios de posición de los polos magnéticos terrestres y pudo que entonces también ocurrieran a la vez algunos cambios climáticos durante los mismos, pero que de momento no existe peligro alguno.
Otras palabras o estudios comentan que la Tierra tenderá a equilibrarse y a alterar la actual inclinación respecto al eje de giro terrestre que hoy es de 23º 27´ y tender a la perpendicularidad, es decir, elevarse unos grados. Tal implicaría a la vez hechos climáticos un tanto dispares sin que ello signifique tampoco mayores daños a los actuales.
Últimamente sin que nadie parezca saber porqué o por el propio desarrollo tecnológico, o por la búsqueda de energías alternativas más limpias, o por cualquier otra cosa, se está investigando con bastante ahínco con todo lo que signifique: magnético o magnetismo. Así curiosas y eficaces terapias como la magnetoterapia, la terapia biomagnética o par biomagnético -como también se la conoce-, la acupuntura, el estudio de la resonancia magnética oficial médica y muchas más terapias o novedosas investigaciones, nos ofrecen una amplia gama donde lo magnético parece ir tomando más cuerpo y representación en todos los ámbitos, incluso en el tecnológico donde se investiga una nueva generación de motores magnéticos en los cuales no existe nada eléctrico, sino tal vez “la chispa de arranque” como en un automóvil convencional, para que más tarde y merced a la inercia magnética de multitud de imanes permanentes el artefacto comience a girar y a desarrollar energía como por arte de magia sin que ninguna fuerza actúe sobre él… Esto último se está investigando concienzudamente por las mejores mentes humanas, especialmente con la aplicación de nitrógeno líquido sobre pistas imantadas sobres las cuales “levita literalmente” sin ningún tipo de roce o freno, pequeños artilugios diminutos, como trenes de niños durante mucho tiempo hasta que una vez desaparecido el frío por evaporación natural, tales artilugios levitantes se frenan, actúa de nuevo la gravedad sobre ellos y el juguete tecnológico se para (pero la demostración científica es válida para una aplicación tecnológica mayor).
Estas cosas que estamos relatando implican cambios de postura, de visión y, curiosamente parece ser que el planeta, en su nivel, en lo cósmico, recibe ocasionalmente además del viento solar de partículas convencional (plasma solar), que origina como todos sabemos las bellas auroras septentrionales y boreales, las cuales entran por ambos polos y mantienen el equilibrio magnético planetario, nuevos aportes cósmicos de energía de ilimitado poder. Aunque todo prosigue normal desde el punto de vista planetario, el satélite de observación de la magnetosfera terrestre el Themis ha captado también curiosidades un poco más anárquicas que digamos que “han entrado o atravesado la barrera de protección”, nuestra magnetosfera terrestre por lugares diferentes… ¿Pero por qué todo ello?... Aquí deberíamos desarrollar el ejercicio de la duda elevando nuestros hombros como medida de asombro ante lo desconocido y que se escapa a nuestra comprensión. A la vez y aunque lo hayamos captado y registrados con nuestros instrumentos de precisión, no preocuparnos, no hacer caso a las teorías de que si esto implica un fin profetizado para el 2012 o para tal o cual fecha futura…, aceptar el rumor: de que si ya fue dicho en los libros de Tal o Pascual, por muchas barbas que tuviera o no tuviera, por muy místico que fuera su aspecto, fuera monje, astrólogo o anacoreta…, pintara o no pintara, o se dedicara a cultivar maíz o a construir pirámides escalonadas en la cultura de Mesoamérica. Seamos humildes y sensatos, dejemos lo divino, lo planetario, para los dioses y vivamos y actuemos con cordura y sentido común. No aceptemos como dogma extraños hechos o palabras que se salgan mucho de la ciencia oficial aunque ésta no nos agrade especialmente. Pero sepamos que hoy todo se conoce casi al instante, hay muchos ojos y oídos aquí y orbitando sobre la Tierra que nos dan parámetros, medidas e imágenes no visibles por el ojo humano y nos advierten de cosas cósmicas nuevas –que siempre existieron aunque no nos percatáramos hasta el momento de ellas… Lo que ocurre precisamente ahora es porque como raza ya estamos elevándonos sobre nuestros prejuicios, nuestras infantilidades y miedos medievales y porque en conjunto estamos desarrollando el análisis objetivo. Ahí tal vez, dentro de los paradigmas de esa nueva visión podamos ir encajando todo lo nuevo: la lluvia de cosas cognoscibles como dirían los viejos filósofos, aquello que está a punto de ser precipitado sobre la humanidad… Quizás sea la posibilidad de ver con nuestros propios ojos en otras longitudes de onda diferentes, dentro de la gama de los infrarrojos, ultravioletas y mundo de las partículas subatómicas. Tal vez entonces si así fuera, se aceptará la existencia de seres vivos más allá de la existencia corporal. También puede que comience a ser aceptado aquello que los místicos y santos del pasado llamaron: el alma humana, con referencia a colores maravillosos sobre los hombres y mujeres santos de todos los tiempos, un aura viva y radiante que rodea y acompaña a cada ser humano e indicará también quizás nuevas formas de curación para la raza humana, reino animal y reino vegetal. Tecnológicamente tal vez desarrollemos como así ya se está investigando en algunos lugares: trenes que leviten sin contacto directo con el suelo, como ocurre en un nuevo sistema de transporte colectivo en Japón. Puede que a la vez conviva lo viejo, lo actual, con medios más ecológicos de producir energía además de la eólica, la cual por cierto, hace apenas 25 años se consideraba un bella utopía ecologista sólo presente en la mente de unos pocos chiflados (y hoy se producen sólo en España millones de megavatios al año con estos sistemas), puede que también se conviva con el desarrollo mayoritario de vehículos impulsados por la energía presente en el hidrógeno, y lo más nuevo que es el desarrollo de esos vehículos magnéticos de última generación de los que hablamos anteriormente…
Lo nuevo implica cosas nuevas, nuevas terapias para el hombre, nuevas formas de concebir el universo. Todo lo cual nos llevará finalmente a aceptar no sólo como plausible, sino como evidencia el hecho de la existencia real del cuerpo etérico del ser humano vinculado que ese otro algo más sagrado, luminoso y elevado que los antiguos denominaron: El Alma… y entonces cuando en conjunto despertemos a esas realidades acompañados de esos juguetes nuevos tecnológicos que formarán una nueva civilización, nos percataremos que no estamos solos en el universo, que la Vida existe por doquier, llámesele extraterrestre, intraterrestre, solar, etc., y que siempre existió un Plan Divino para elevar al ser humano, cuyo principio más sagrado o don divino entregado al hombre fue: El Libre Albedrío, sin el cual no hubiéramos sido hombres en el pleno sentido de la palabra…, los errores, los egoísmos, las codicias, insensateces y ansias de poder, no fueron sino creaciones del propio ser humano y no de Esos Dioses o Arquetipos Divinos que puede que siempre estuvieron ahí y siempre nos acompañaron ocultamente desde las bambalinas.
J.V. Shana
Sep.2009
MOMENTOS DE DECISIÓN
…El Tibetano escribió que el mundo entero está enredado en el caos y el desorden causado por el choque de dos rayos, el sexto, el rayo saliente del Idealismo y Devoción, y el séptimo, el rayo entrante de Orden y Organización. Y Él resaltó que se ha alcanzado un punto, mientras un rayo sale y el otro entra en manifestación, en que las dos influencias se igualan: entonces, dice Él, se alcanza un punto definido de crisis. Esto parece ser lo que ha ocurrido actualmente y que está generando conflicto a muchos niveles, no solamente en la humanidad sino también en otros reinos: el animal, el vegetal y el mineral. Especies completas de la flora y la fauna están sitiadas, y la misma Tierra está alborotada, como queda testimoniado por el aumento de la actividad volcánica y sísmica… “Ustedes tienen, por lo tanto, un encuentro de muchas fuerzas en conflicto y el Arjona mundial se enfrenta a una batalla extraordinaria, que es recurrente y cíclica pero que, en esta era particular, demostrará ser un factor decisivo y determinante en el antiguo conflicto entre la dominación material y el control espiritual”…
…El factor decisivo y determinante es la elección que se presenta a cada ser humano consciente: seguir el tirón del materialismo, con sus raíces en el deseo y el egoísmo, o seguir la llamada del alma… El control espiritual viene mediante el alma, y el alma es la expresión de la conciencia Crística que habita dentro de cada ser humano. En muchos todavía está dormida, pero un número cada vez mayor de seres humanos están despertando a su fuente interior de guía y dirección. Esta es una de las razones por las que las instituciones religiosas tradicionales ya no parecen tener tanto dominio sobre sus pueblos. El Cristo interior está despertando y con ello la demanda creciente de autonomía personal para determinar la dirección de la propia vida y la propia evolución, no solamente desde el punto de vista material, sino también espiritual. Ésta se manifiesta como un período que podría parecer ser una especia de época “sin ley” en la cual cada uno fabrica sus propias reglas, pero esto es inevitable y probablemente temporal…
…Verdaderamente se deben tomar grandes decisiones. Una es la decisión de compartir, o no, los recursos del mundo, tanto financieros como medioambientales… La antigua suposición ha sido que el mundo está hecho de “tener” y “no tener”, y que esta división es natural e inevitable. Pero asumir esto no solamente es una falta de hermandad, sino que es insostenible en un mundo en el cual todo está interrelacionado. La crisis medioambiental nos enseña esto. Otra decisión que confronta a la humanidad se refiere al tribalismo en todos sus atributos. La conciencia tribal es la visión del propio grupo, el propio sentido de identidad compartida, está confinada a una pequeña porción de la humanidad y no puede extenderse más allá de este limitado grupo. Esta visión del mundo ha sido la causa de indecible sufrimiento durante el milenio pasado. Pero ahora, la globalización, el concepto de derechos humanos universales y la experiencia humana compartida que los medios introducen en nuestros hogares cada día, están haciendo innegable que solamente hay una Humanidad. No se puede permitir que todas la diferenciaciones de lenguaje, cultura, raza e historia, creen barreras a este entendimiento, sino que sirvan simplemente para revelar la belleza y complejidad infinita de lo que significa el ser humano…
J.V. Shana
martes, 1 de septiembre de 2009
EL FUEGO SAGRADO
Desde los tiempos primitivos, el hombre ha venerado al fuego sobre todos los demás elementos. Hasta el salvaje más inculto parece reconocer en la llama algo que se asemeja estrechamente al volátil fuego que arde en su propia alma. La misteriosa, vibrante, radiante energía del fuego que estaba más allá de su capacidad de análisis; pero, sin embargo, sentía su poder. El hecho de que durante las tormentas el fuego descendía en rayos poderosos desde el cielo, abatiendo árboles y causando destrucción, hizo que los hombres primitivos reconocieran en su furia la ira de los dioses. Luego, cuando el hombre personificó los elementos y creó los numerosos Panteones que ahora existen, colocó en manos de la Suprema Deidad la antorcha, el rayo o la espada flamígera, y sobre su cabeza una corona, cuyas puntas doradas simbolizaban los flamígeros rayos del Sol. Los místicos han descubierto que la adoración del Sol se remonta a la primitiva Lemuria, y la del fuego, a los orígenes de la raza humana. En verdad, el elemento fuego controla hasta cierto punto los reinos animal y vegetal, y es el único elemento que puede subyugar a los metales. Consciente o instintivamente, todo ser viviente honra al astro del día. El mirasol siempre tiende a dar frente al disco solar. Los Atlantes eran adoradores del Sol, mientras que los indios americanos (restos del antiguo pueblo Atlante) todavía consideran al Sol como representante del Supremo Dador de Luz. Muchos pueblos primitivos creían que el Sol era más bien reflector que fuente de luz, como lo prueba el hecho de que frecuentemente representaban gráficamente al Dios-Sol llevando al brazo un escudo de metal muy bruñido, en el cual estaba cincelada la faz solar.
Este escudo retenía la luz del Infinito, reflejándola a todos los lugares del universo. Durante el año, el Sol pasa a través de las doce casas de los cielos, donde, como Hércules, realiza doce labores. La muerte y la resurrección anual del Sol ha sido un tema favorito en innumerables religiones. Los nombres de casi todos los grandes Dioses y Salvadores han estado asociados con el elemento fuego, la luz solar o su correlativa la mística y espiritual luz invisible. Júpiter, Apolo, Hermes, Mitra, Baco, Dionisio, Odín, Buddha, Krishna, Zoroastro, Fo-Hi, Iao, Vishnu, Shiva, Agni, Balder, Híram Abiff, Moisés, Sansón, Jasón, Vulcano, Urano, Alá, Osiris, Ra, Bel, Baal, Nebo, Serapis y el rey Salomón son algunas de las numerosas deidades y superhombres cuyos atributos simbólicos derivan de las manifestaciones del poder solar y cuyos nombres indican su relación con la luz y el fuego.
De acuerdo con los Misterios Griegos, los dioses, contemplando el mundo desde el monte Olimpo, se arrepintieron de haber creado al hombre, y no habiéndole dado nunca a ese ser primitivo un espíritu inmortal, decidieron que nada se perdería si esos disconformes, pendencieros e ingratos humanos fueran completamente destruidos, dejando vacante el lugar que ocupaban para una raza más noble. Pero, al descubrir los planes de los dioses, Prometeo, que encerraba en su corazón un gran amor por la luchadora humanidad, decidió traer al hombre el fuego divino que haría a la raza humana inmortal, de tal forma que ni los dioses podrían destruirla. Así Prometeo voló hacia el hogar del Dios-Sol, y encendiendo una pequeña caña en el fuego solar, la trajo a los hijos de la Tierra, previniéndoles que el fuego debería ser siempre usado para la glorificación de los dioses y el desinteresado servicio de unos a otros. Pero los hombres fueron irreflexivos y egoístas. Tomaron el fuego divino que les había traído Prometeo y lo emplearon para destruirse unos a otros.
Incendiaron las casas de sus enemigos y, con la ayuda del calor, templaron el acero para hacer espadas y armaduras. Se volvieron más egoístas y arrogantes, y desafiaron a los dioses, pero ellos no podían ahora ser destruidos, porque poseían el fuego sagrado. Por su desobediencia, Prometeo (igual que Lucifer) fue encadenado, pero al héroe griego se lo puso en la cima del monte Cáucaso, donde debía soportar a un buitre que le picoteara el hígado hasta que un ser humano lograra dominar el fuego sagrado y se hiciera perfecto.
Esta profecía la cumplió Hércules, que ascendió al Cáucaso, rompió los grilletes de Prometeo y libertó al amigo del hombre que había estado sometido al tormento por larguísimo tiempo. Hércules representa al iniciado, que, como su nombre lo indica, participa de la gloria de la luz. Prometeo es el vehículo de la energía solar. El fuego divino que trajo a los hombres es una esencia mística en su propia naturaleza, que deben regenerar y redimir si quieren liberar de la roca de sus bajas naturalezas físicas, a sus propias almas crucificadas.
De acuerdo con la filosofía oculta, el Sol es en realidad un astro de triple manifestación, siendo dos partes de su naturaleza invisibles. El globo que vemos es meramente la fase más baja de la naturaleza solar y es el cuerpo del Demiurgo o, como la denominan los judíos, Jehová, y los brahmanes, Shiva. Como el Sol está
simbolizado por un triángulo equilátero, se dice que los tres poderes del disco solar son iguales. Las tres fases del Sol son llamadas: Voluntad, Sabiduría y Acción. La Voluntad está relacionada con el principio de vida, la Sabiduría con el de la luz, y la Acción o Fricción, con el principio del calor. Por la Voluntad fueron creados los cielos, y la vida eterna continúa en suprema existencia: por la Acción, la fricción y el esfuerzo fue formada la Tierra, y el universo físico modelado por los “Señores del Fuego" pasó gradualmente del estado de fusión a su
más ordenada condición actual.
Así se formaron los cielos y la Tierra, pero entre ambos había un gran vacío, porque Dios no comprendía a la Naturaleza y la Naturaleza no comprendía a la Deidad. La falta de intercambio entre estas dos esferas de conciencia era similar al estado de parálisis en que la conciencia reconoce la condición del cuerpo, pero, debido a la falta de conexión nerviosa, es incapaz de gobernar o dirigir las actividades corporales. Por lo tanto, entre la vida y la acción vino un mediador, que fue llamado Luz o Inteligencia. La Luz participa tanto de la vida como de la acción: es la esfera de unión. La Inteligencia ocupó el espacio entre el cielo y la Tierra; por su intermedio el hombre supo de la existencia de su Dios, y Dios comenzó a subvenir a las necesidades de los hombres. Mientras la vida y la acción eran simples substancias, la luz era un compuesto, porque la parte invisible de la luz era de la naturaleza del cielo, y la visible, de la naturaleza de la Tierra. A través de las
edades se dice que esta luz estuvo corporizándose. Aunque estos cuerpos testimonian esa luz, la gran verdad espiritual tras ese símbolo de luz corporizada, es que en el alma de toda criatura dentro de cuya mente nace la inteligencia, mora un espíritu que asume la naturaleza de esta inteligencia. Todo hombre o mujer verdaderamente inteligente que está trabajando para difundir la luz en el mundo es Cristianado o Iluminado por la labor misma que está tratando de realizar. El hecho de que la luz (inteligencia) participe a la vez de las naturalezas de Dios y de la Tierra es probado por los hombres dados a las personificaciones de esta luz, porque unas veces son llamados los “Hijos del Hombre” y otras los “Hijos de Dios”.
Al iniciado en los Misterios se le enseñaba siempre la existencia de tres soles, el primero de los cuales - el vehículo de Dios-Padre iluminaba y fervorizaba su espíritu; el segundo - el vehículo de Dios-Hijo - desarrollaba y expandía su mente; y el tercero - el vehículo de Dios-Espíritu Santo - nutría y fortalecía su cuerpo.
La luz no es solamente un elemento físico, sino también mental y espiritual, y se enseñaba al discípulo en el templo a reverenciar al Sol invisible mucho más que al visible, porque toda cosa visible es sólo el efecto de lo invisible o causal, y como Dios es la Causa de todas las Causas, É1 mora en el Mundo invisible de la Causación.
Apuleyo, cuando fue iniciado en los Misterios, vio el Sol brillando a medianoche, ya que las cámaras del templo estaban brillantemente iluminadas, aunque no había en ellas lámpara alguna. El Sol invisible no está limitado por las paredes ni siquiera por la superficie misma de la Tierra, porque siendo sus rayos de intensidad vibratoria más elevada que la substancia física, su luz pasa sin obstáculos a través de todos los planos de la substancia material. Para aquéllos capaces de ver la luz de estos astros espirituales no hay obscuridad, porque están en presencia de la luz infinita, y a medianoche pueden ver el Sol brillando bajo sus pies.
Mediante una de las perdidas artes de la antigüedad, los sacerdotes del templo podían fabricar lámparas que ardían por siglos sin que se necesitara alimentarlas.
Esas lámparas se parecían a las llamadas “lámparas virginales”, o sea las llevadas por las Vírgenes Vestales. Eran algo más pequeñas que la mano humana y, según documentos que se conservan, sus mechas eran de amianto. Se ha sostenido que estas lámparas ardieron durante mil o más años. Una de ellas fue encontrada en la tumba de Christian Rosencreutz, la cual había estado encendida 120 años sin que su provisión de combustible pareciera haber disminuido. Se supone que estas lámparas, (las cuales, incidentalmente, ardían en urnas herméticamente selladas, sin ayuda del
oxígeno) estaban constituidas en tal forma que el calor de la llama extraía de la atmósfera alguna substancia que reemplazaba al combustible original tan pronto como el misterioso aceite se consumía.
Hargrave Jennings ha coleccionado numerosas referencias respecto a las épocas y lugares en que se encontraron esas lámparas. En la mayoría de los casos, sin embargo, se apagaron tan pronto como fueron sacadas de sus urnas o si no se rompían en forma misteriosa, de manera que nunca se pudo descubrir su secreto. Con respecto a estas lámparas, el señor Jennings escribe: “Se afirma que los romanos mantuvieron
lámparas en sus sepulcros durante edades por medio de la oleaginosidad del oro (y aquí entra el arte de los Rosacruces), convertido por medios herméticos en una substancia líquida; y se cuenta que al ser disueltos monasterios, en el tiempo de Enrique VIII, fue encontrada una lámpara que había estado ardiendo en una tumba aproximadamente desde el siglo III después de Jesucristo, o sea cerca de mil doscientos años. Dos de estas lámparas subterráneas pueden verse en el Museo de Rarezas de Leyden, en Holanda. Una de estas lámparas fue encontrada durante el papado de Pablo III, en la tumba de Tullia, la hija de Cicerón que había
estado completamente cerrada durante 1550 años”.
Suscribirse a:
Entradas
(
Atom
)