El cielo dura eternamente, la tierra permanece.
Eternos y permanentes porque no buscan en sí mismos la razón de su existencia.
Por eso perduran.
Es así que el hombre sabio se coloca en el último lugar y sin embargo es el primero.
Porque no piensa en sí mismo, por eso sobrevive.
Es a causa de su desinterés que su propio interés se realiza
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